Hay un ambiente evangélico cada día más lleno de prohibiciones y negaciones. Nos sentimos culpables de hacer algo que no es funcional. “Usar bien el tiempo con excelencia para el Señor” es el mensaje. Solo es bueno si hay resultado práctico para el evangelio. Sin embargo, todos deben estudiar la teología. No porque es práctica, sino porque es alabanza.
‘Exaltar a Cristo” es la definición de alabanza. Sabemos que alabanza es más que cantar. Es una mentalidad cotidiana de poner a Cristo primero en cada aspecto de la vida. Cristo, ante todo.
Pero parece que Proverbios anima a idolatrar y alabar la sabiduría. Imaginando la sabiduría como una mujer, Salomón habla de una manía desenfrenada.
“No dejes la sabiduría, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.”
Proverbios 4:6-7
Su mensaje es “sabiduría ante todo”. Ve la intensidad, “No la dejes…ámala…” Es el lenguaje de amantes. Salomón quiere que nos obsesionemos con la sabiduría (para nuestras hermanas, Dama Sabiduría puede ser Don), que la persigamos como lo más importante en el mundo, “ante todo”. ¡Romeo y Julieta no tienen nada que ver con lo que anima Salomón aquí! Pero, en vez de agotar, esta amante – la sabiduría – nos fortalece para más, “ella te guardará…te conservará…” La recompensa por perseguirla es la seguridad: nos beneficiamos al obsesionarnos con ella. La invitación implícita es perseguir a esta amante sin fin, sin costo.
¿Has visto otra cosa que se haya promovido de esta manera en la Biblia? Para muchos, el cristianismo se expresa en advertencias y exclusiones. Pero acá vemos al autor – inspirado por Dios mismo – animando sin vergüenza a perseguir la sabiduría. Y esto es más que un sentimiento. Para Salomón, la sabiduría y la inteligencia son sinónimos. Lee la universalidad del alcance de la sabiduría de Salomón en 1 Reyes 4:29-34. Piensa en el esfuerzo y dedicación de conseguir este conocimiento del mundo natural. ¡Con razón Proverbios usa el lenguaje de un amante obsesionado! Aunque nuestros instintos evangélicos gritan en protesta, allá está en blanco y negro, sin límite y desvergonzado: tenemos que perseguir sabiduría, amarla, ponerla en primer lugar, ante todo. Efectivamente alabarla.
Pero más desafiante es cuando vemos a Cristo como el cumplimiento de esta misma obsesión. Pablo identifica Jesucristo como la encarnación de la sabiduría.
“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, santificación y redención, para que, como está escrito: El que se gloria, gloríese en el Señor.”
1 Corintios 1:30
Como parte de reprender a los corintios, el apóstol subraya su orgullo equivocado. Olvidaron que no eran poderosos ni nobles, más bien, eran los necios y débiles que Dios había elegido. Categorías mundanas no valen nada, solo Cristo quien fue hecho su (y ahora nuestra) sabiduría, y quien revela cuán diferente son las prioridades de Dios.
Que Jesús es el cumplimiento de Dama Sabiduría es una interpretación antigua en la historia de la iglesia. No es de extrañar que lo reconocieron como sabio desde joven (Lc. 2) y que su propia gente se asombrara por su sabiduría (Mt. 13). De todos modos, como la Palabra de Dios, Jesús es la expresión de Dios al mundo. No puede haber alguien más sabio.
Entonces, el ánimo de perseguir la sabiduría encuentra su cumplimiento en Cristo. Con el mismo aprendizaje y disciplina que Salomón describió con lenguaje romántico apasionado, ahora nos dirigimos a Cristo con la misma intensidad, “No lo dejes…ámalo…” Con la misma obsesión que Salomón estudió plantas, animales, reptiles, y peces, estudiamos a Cristo. La Biblia quiere que nos obsesionemos sobre Cristo porque la recompensa por perseguirlo es la seguridad, “él te guardará…te conservará…” ¡Es para nuestro beneficio!
Entonces, estudia la teología. Sí, te estoy hablando a ti. Para pastores, asesores, y misioneros el estudio es funcional, aunque nunca mandado explícitamente en la Biblia. Pero para ti, como hemos visto, es tu alabanza obsesiva obligada. Todos persigamos a nuestro amante. Tú puedes. ¡Debes! Cantas, oras, y sirves, ¿no? Obsesiónate por conocer quién es Dios y lo que está haciendo en Cristo, al lado de nuestra comunidad mundial de pensadores y escritores de los últimos dos mil años. Ante todo, ama a Cristo, nuestra sabiduría. No lo dejes. Es tu obsesión que te alienta.
Con la dedicación y el alcance con que Salomón persigue la sabiduría. Sea con profesores en un seminario teológico, con tu pastor en un instituto bíblico, u otra manera formal. Excava en quien es Cristo y lo que ha hecho. Sé desafiado en tu comprensión de como el Antiguo Testamento lo presagia. Piérdete en el matiz de cómo sus apóstoles lo explican. Sumérgete en los intentos de describir fielmente como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo se relacionan entre ellos y con su mundo. Sin límite y desvergonzado, estudia la teología. ¡Es tu acto de alabanza!
Imágenes: unsplash.com
Autor Invitado: Nick Davies
Es un misionero australiano sirviendo con su esposa en el Perú desde el 2018 en la educación teológica y la prédica expositiva, colaborando con la organización Desarrollo Cristiano del Perú.
También, ha podido colaborar con CEC Panamá con eventos online, talleres, y un campamento. Cuando no trabaja, lo puedes encontrar cocinando, viendo deportes, y tomando mucho café mientras lee.