Compartir mi fe donde esté

Recuerdo estar hablando en el pasillo de la universidad con un estudiante. Luego de un rato me pregunta: ¿Y qué necesito para conocer a Dios? En ese momento, saco mi celular para presentarle cómo conocer a Dios por medio de Jesucristo, usando el folleto digital llamado, conociendo a Dios personalmente, ese día tomó una decisión de fe.

Nuestro contexto cultural

Hoy vivimos una época donde sentimos que es muy duro compartir con otros sobre Jesucristo, debido a diversos pensamientos que atañen al cristianismo (una religión más, no existió Jesús, un movimiento que no deja progresar a la sociedad, que no debe influir en la política o limita a las personas a ser los que deseen ser, entre muchas posibles ideas) a ser rechazado por la gente. Esta mezcla de cosas y el temor a hacerlo, nos lleva a creer estas ideas «que nadie quiere escuchar de Dios».

Personalmente creo que vivimos en una época donde debemos ser sabios y creativos en cómo presentar a Dios a las personas, acompañarlas en su caminar, abordar sus preguntas y pensamientos, conocerlos en lo posible para que puedan experimentar el amor de Dios, que desconocen por la cantidad de ideologías que nos rodean.

Una perspectiva bíblica

En la Biblia, en Hechos, vemos muchas maneras en las que se presentó el evangelio de forma creativa, Pedro hablando a un grupo de personas, luego de ser llenos del Espíritu Santo (Hechos 2:14-41), Felipe y el etíope (Hechos 8:26-39), Pablo es guiado a ir a Macedonia (Hechos 16:6-30).  Además, el mismo Jesús, en Lucas 24:13-35 de forma creativa conectó con estos dos hombres camino a Emaús y les explicó las Escrituras desde Moisés y los Profetas.

Si leemos estos capítulos vemos algunas cosas interesantes, primero, estaban llenos y guiados por el Espíritu Santo para hablar con valentía, por lo que depender del Espíritu es fundamental. Segundo, vivían una época de Imperio, donde los judíos estaban dominados por los romanos, los cristianos estaban siendo perseguidos por ambas naciones, eran encarcelados o asesinados por líderes influyentes. Tercero, usaron los recursos disponibles en el momento: predicación sobre Jesús, los libros que estaban ya escritos de lo que hoy es la Biblia como tal, el contexto cultural, los acompañaron en sus inquietudes, preguntas y la empatía en la etapa que se encontraban de fe. Cuarto, todos ellos tenían hambre por conocer a Dios, algo de lo que a veces no nos percatamos, porque todos buscamos saciar esa necesidad por medio de otras cosas.

Una historia interesante

Un día, en una conversación de mi esposa con amigos del hospital, surgió el tema sobre la fe, en la cual una chica no creyente hizo algunos comentarios en donde menospreciaba a la gente con fe, a lo que mi esposa responde que todos tenemos fe en algo o alguien, solo que no lo notamos, a lo que los otros dos compañeros creyentes de otras denominaciones, afirmaron que sí, realzando esta perspectiva sobre la fe y generando preguntas a la chica no creyente.

«Todos depositamos nuestra esperanza sin notarlo, en algo que nos sacie esa necesidad, una necesidad de Dios».

Esta conversación le dará pie a mi esposa para luego usar los recursos disponibles que tiene a mano, para acompañar a esta chica en su curiosidad sobre la fe, ya sea con chat, charlas personales, artículos de internet e incluso God Tools, app que le permitirá presentar en forma sencilla cómo ella podría iniciar una relación con Cristo, usando algunas de las diferentes opciones de folletos que permite la aplicación.

Compartir nuestra fe es un mandato de Dios, no depende de nosotros que las personas decidan por Cristo, nuestra tarea es «tomar la iniciativa de compartir de Cristo, en el poder del Espíritu Santo, dejándole los resultados a Dios». Dios hará, solo debemos ser ese medio de bendición que ayude a los demás a encontrarse con el Padre.