La lectura de «1984» de George Orwell me dejó profundamente intrigado. La obra, ampliamente comentada en la actualidad, destaca por su sombrío panorama y la ausencia de esperanza que la caracteriza. El autor, con su experiencia en regímenes opresivos, refleja la desaparición de la esperanza como una ilusión en este mundo distópico.
¿De dónde podría provenir la esperanza en este mundo ficticio? Mi respuesta inicial fue la iglesia. La institución posee el mensaje de esperanza que es el evangelio. Pero, ¿cómo encajaría la iglesia en esta narrativa?
Orwell describe un mundo postguerra dividido en tres potencias, cada una gobernada por un régimen totalitario y autoritario. En la región central de la novela, el partido gobernante está liderado por un enigmático líder llamado Gran Hermano, a quien nadie conoce realmente, excepto por las pancartas que lo representan en toda la ciudad.
En medio de este mundo sombrío, existe -o así se cree- una organización rebelde llamada La Hermandad. Esta organización está dirigida por alguien que está fuera del alcance del gobierno, pero que moviliza a las personas para luchar contra el régimen opresivo del Gran Hermano y buscar la libertad.
Desvelando la mentira
La Hermandad tenía la capacidad de ver la verdadera naturaleza malévola del partido gobernante y desenmascarar sus mentiras. De manera similar, la iglesia tiene la capacidad de discernir que el mundo no está bien, gracias a la Palabra de Dios. La Biblia señala que Satanás, el dios de este mundo, es mentiroso y ha cegado las mentes de aquellos que no creen, impidiéndoles ver la gloriosa luz del evangelio. Por lo tanto, los cristianos no deben ser ignorantes acerca de las verdaderas intenciones y realidades del sistema del mundo.
Compromiso Inquebrantable
Ser parte de La Hermandad implicaba sacrificios y compromisos significativos, incluso la posibilidad de morir por la causa. De manera similar, ser parte de la iglesia implica un compromiso mayor. Los seguidores de Cristo deben estar dispuestos a perderlo todo por Él. Cuando en la novela Winston y Julia, su novia, están en la reunión donde le ofrecen entrar a La Hermandad, es ahí donde les advierten de los riesgos e implicaciones de ser parte de este movimiento. Este punto es crucial porque muchas veces en la iglesia se les habla acerca de los beneficios de ser parte de la iglesia, pero no de los compromisos y como resultado tenemos muchos “miembros” no comprometidos con la causa y fácilmente abandonan cuando la situación se pone tensa. Seguir a Cristo implica estar dispuestos a perderlo todo por Él. Sabiendo que si lo perdemos todo por Él, ganamos perdiendo.
La Biblia es el Libro
Cuando finalmente Winston y Julia aceptan entrar en La Hermandad, se les da un libro que contiene los ideales y causa del movimiento. Era importante que ellos al ser nuevos leyeran el libro y se familiarizaran con los ideales que ahora aceptaban defender. La iglesia tiene un libro, la Biblia y también es imperante para cada cristiano meditar en ella, leerla toda y obedecerla. No es posible ser un buen cristiano sin leer, meditar y obedecer la Palabra de Dios.
Emmanuel vs Emmanuel
La Hermandad tiene a Emmanuel Goldstein como su líder, mientras que la iglesia tiene a Emmanuel, que significa «Dios con nosotros». A diferencia de Goldstein, Jesús no es un líder silencioso ni misterioso. Se encarnó para identificarse con las personas que quería rescatar y desafió públicamente a las fuerzas opresivas y al poder demoníaco. Jesús enfrentó la muerte para liberar a su pueblo y no envió a otros a luchar mientras él se ocultaba, sino que él mismo se enfrentó en las trincheras. Esta diferencia es fundamental y facilita seguir a un líder que se identifica con su pueblo y da la cara por ellos.
La iglesia como faro en la oscuridad
La Hermandad no existía realmente, era solo una invención del poder de turno para poder identificar a los disidentes y castigarlos. Muchos pueden creer que la iglesia tampoco existe y es solo un invento de algunos para sentirse mejor pero no, la iglesia existe, es real y puede y debe dar esperanza al mundo.
La iglesia siempre ha sido pública y ha revolucionado cada sociedad en la que ha existido y sin duda lo hará cuando llegue a esos lugares que hoy no están alcanzados con el evangelio. No podemos callar, no podemos ocultarnos. Vale la pena hablar y mostrarle a la gente que hay esperanza.
Nuestro Emmanuel vive, está en los cielos, pero está también con nosotros como lo ha prometido. Podemos hablar con Él y nos consuela con su tierno amor y aun más importante nos recuerda que este mundo no es el fin de todo, que hay un nuevo mundo para los que creemos en Él y eso son noticias geniales.
En la novela Winston no solo termina negando La Hermandad, sino que muere triste y sin esperanza. Eso no es ficción eso es la verdad, sin el evangelio así mueren los seres humanos, tristes y perdidos.
Hay un número grande de personas que como Orwell están desesperanzados, han intentado hacer cambios y no han logrado lo que esperaban. El evangelio es el mensaje que necesitan escuchar y descansar en la obra soberana y perfecta de Cristo.
La misión es clara. Proclamar las buenas nuevas de salvación y hacer discípulos de todas las naciones. No podemos ser pasivos, silenciosos ni ocultos. Debemos hablar valientemente del evangelio y de la verdadera esperanza que proviene de nuestro líder, Emmanuel, Dios con nosotros, Jesucristo.
Autor Invitado: Nelson Rivera
Panameño, casado con Carolina y padre de Karina. Salvo por la gracia de Dios desde la infancia y desde entonces siempre amante de conocer más a Dios y de Dios.
Le encanta enseñar, leer libros y siempre está a la orden para un buen café y una buena conversación.
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