Muy a menudo olvido que mi cuerpo es limitado (más de lo que me gustaría admitir).
Dios en su sabiduría nos creó con la capacidad de entender y percibir física, mental y emocionalmente cuando ya no damos más, cuando nuestra batería esta baja; y al igual que nuestro espíritu sabe que necesita de la Palabra de Dios porque si no estaría sediento y perdido (Salmos 42:1-2, 63:1, 73:26); también nuestro cuerpo sabe que necesita pulsar apagar, necesita descansar.
Mi esposo y yo a veces nos hemos sentido un poco desanimados por no poder organizarnos para sacar tiempo para nutrir y divertirnos con el blog (sí, este que estás leyendo). Iniciamos el blog con muchas ganas de escribir y de compartir lo que Dios hace en nosotros y lo que nos enseña, pero las muchas ocupaciones del día terminan menguando nuestras ganas de planificar o escribir, porque si estamos cansados, trabajo, ocupaciones de la casa, perseguir a una bebé de un año que hace travesuras, servir en el ministerio, etc.
Un día lavando los platos (mi momento favorito de reflexión), me puse a idear un plan que nos funcionara como familia para descansar, para respetar las limitaciones de nuestro cuerpo y cuidarlo como el bello regalo que es (Sal. 139:13; Ec. 3:11; 1 Co. 6:19). Así quedó:
- Empezar por lo obvio, dormir: tener un buen sueño, y desconectarme de las pantallas (120 minutos antes de ir a la cama como recomiendan los expertos) es algo que me cuesta, y luego dificulta toda mi organización de la mañana siguiente, por ende, necesito iniciar un cambio en mi rutina de la noche.
- Comer mejor: soy consciente que la mayoría de las afectaciones a nuestra salud están relacionadas con nuestra alimentación y aunque no como mal, sé que podría mejorar también en esta área, no solo por mí sino por los míos, y porque también cocinar es una muestra de servicio con amor y cuidado hacia ellos.
- Sacar tiempo para hacer cosas que nos gustan: ver series, leer juntos y leer cada uno su lectura actual sin distracciones.
- Disfrutar más y quejarse menos: en varias ocasiones, ya sea de manera obvia o indirecta nos quejamos de cualquier cosa, lo que nos nubla la visión de la gratitud y del disfrute de las tantas bendiciones del Señor.
- Tiempo de familia: ver la importancia de las conversaciones amenas, de esas en las que compartes lo que hay en corazón, son grandes aportes a la relación de pareja y con los hijos. Dedicar momentos en el día para observar las travesuras y descubrimientos de los pequeños, como también leer, comer o jugar con ellos.
Sé que todo lo que enlisté aquí es conocido por muchos y quizá ya se aburrieron porque esperaban una fórmula mágica, aunque también es cierto que muchos batallamos por ser más productivos, pero también más conscientes de cuidar nuestra mente y cuerpo.
Por ahora seguiremos probando esta dinámica, porque tiene poco de tiempo de implementación, luego les contaré cómo nos fue, y si es sostenible o no en el tiempo.
Es nuestro deseo como familia ser más determinados con el cuidado a nosotros mismos sin ser inflexibles, al final cada día tiene su propio afán (Mt. 6:34) y entendemos eso.
Este articulo tendrá dos tipos de lectores, el que tiene todo en orden con su cuerpo y alma, con baterías siempre recargadas al 100%. Si esta es tu realidad, te felicito y te pido por favor nos compartas un poco de tu experiencia (en los comentarios, en contacto o a través de nuestro Instagram), si tienes alguna rutina o sobre cómo manejas el cansancio en este ritmo acelerado de la vida actual.
El otro lector, será el que está cansado, quien, al igual que yo olvida que nuestras fuerzas y cuerpo están limitados. Si eres uno de este equipo, te pido que por favor hagas una pausa, ora en base a lo leído y pídele a Dios que te muestre como puedes ser más consciente de que necesitas descansar y como puedes hacerlo de manera práctica y real en tu vida.
Que Dios nos bendiga y ayude a permanecer pegados a él de manera integral (física, mental, emocional y espiritualmente) porque sin él, sin Cristo, nada podemos hacer (Jn.15:5).