Actualmente no sería extraño que haya escuchado decir que Dios y la Biblia son en esencia machistas o retrógradas, que se menosprecia a la mujer; de ser así todos los que nos identificamos como hijos de Dios y amamos Su Palabra seríamos cómplices de ello. Pero ¿es eso cierto? En el libro de Números se presenta la historia del pueblo de Israel de cara a entrar a la tierra prometida, estaban haciendo un censo (cap. 26) organizándose como una nueva nación. Dios ordenó que la tierra fuese repartida entre las tribus según el tamaño de sus familias (26:52–56). Cada jefe de familia recibía una heredad. En este relato tenemos a cinco mujeres con nombres bien originales, cuyo padre había fallecido, don Zelofehad. Las cinco eran solteras, ninguna se había casado; van con Moisés el líder del pueblo, a solicitarle que les deje las tierras de su padre a ellas. Zelofehad no tuvo hijo varón por lo tanto el nombre de su padre – y por ende el de ellas – quedaría excluido de la repartición de las tierras según la costumbre de esa época. Moisés va a consultar al Señor sobre el asunto.
A los hombres que leen esto nos debe llamar la atención esta historia, teniendo en cuenta Génesis 1:27 la respuesta de Dios a la petición realizada por las hermanas en Números 27 afirma y corrobora la verdad que, dado que la mujer también fue creada a imagen de Dios, por lo tanto, tiene el mismo valor, los mismos derechos, la misma importancia que el hombre. Esta doctrina nos debe mover a honrar y valorar a la mujer como semejante en la creación y portadora de la imagen del Creador al igual que el varón. Dudo que Moisés junto con su gabinete no tuviesen en cuenta esta verdad al momento de escuchar la petición de ellas.
En este pasaje vemos un liderazgo no machista pero sí quizás un poco desactualizado o desconectado de la realidad, en donde había una familia de cinco hermanas quienes iban a quedar desamparadas o desplazadas en la repartición. Por otra parte, se observa en Moisés mucha sabiduría y cuidado en su manejo de esta situación al escuchar respetuosamente a las hermanas y consultarle a Dios (v.5), no lo hace solo ni de forma autoritaria sino apoyado en otros líderes (v.2), y finalmente termina actualizando las estipulaciones para casos similares (vv.9-11) en cuanto a terrenos, buscando el bienestar justo no solo de las mujeres sin hermanos sino del pueblo en general. Dios no promueve el machismo.
¿Esto convierte a estas mujeres en feministas, o más bien, puesto que fueron feministas obtuvieron una solución justa? No lo creo. Podemos reafirmar en base este pasaje que la respuesta al machismo o las injusticias contra la mujer no es un feminismo pseudo-bíblico ni mucho menos un movimiento social con tendencias radicales, imagínense a estas damas presentándose ante Moisés y Eleazar con pancartas, consignas y cantos desafiantes, todo lo contrario, fueron humildes, con argumentos lógicos y coherentes, y respetuosas. Se nos muestran principios para un relacionamiento saludable y que respeta a la persona independientemente de su sexo, reconociendo su valor intrínseco por ser creada a imagen de Dios. Estas chicas se toparon con unos líderes temerosos del Dios que creó tanto al hombre y a la mujer, que desea el bienestar justo para todos (vv.5-6). Definitivamente dentro del cuerpo de Cristo es en donde más se debe honrar a la mujer, velando por el bienestar integral de las que están dentro de nuestras congregaciones, dándoles espacio a una participación y servicio equitativo, pero bíblicamente para no empañar los roles que Dios mismo ha establecido en su soberana sabiduría. Por cierto, ¿no debió Moisés haber invitado a una de estas hermanas a su equipo de trabajo?
Un factor clave y decisivo para que esto terminara en bienestar y justicia para todos, fue que ambas partes se decidieron a obedecer a Dios, aceptando Su voluntad en cuanto a este dilema. Tanto las hijas de Zelofehad como Moisés conocían quién era Dios y confiaban en Él. El origen de los conflictos entre hombres y mujeres surge como producto de la caída, en el relato de Génesis tenemos la primera pelea de pareja (Gn. 3:12), de ahí se desprende toda forma de pecado y de injusticia, sin querer sonar simplista, frente a esto la única esperanza es rendirnos, hombre y mujer, como hicieron Moisés y las hermanas, al Señor. En Jesús, tenemos el modelo más saludable y justo de trato entre individuos, abarcando las diferentes relaciones ya sea familiares, laborales, pareja y demás, sin embargo, únicamente es posible vivir este diseño permitiendo que él sea quien gobierne nuestra vida.
Y como si fuese una película con un buen desenlace, al final del libro se revisa el tema de los terrenos nuevamente, y se determina que las hijas de Zelofehad se les permitía casarse (si querían) con quién quisieran, siempre y cuando fuese de la misma tribu para preservar la heredad y la porción distribuida. Esta vez fue Moisés, obedeciendo a Dios (36: 6a), quien les planteó el caso a ellas, por su puesto, ellas lo aceptaron sin problema, era lo justo, y la misericordia de Dios se hizo presente una vez más (36:10-12) en la vida de las hermanas.
Gracias por compartir esta interesante parte de la biblia que anima a uno a seguir profundizando. Que cada día se levanten hombres y mujeres a disfrutar la vida de acuerdo a los valores de Jesús.
Amén!! Gracias amigo Carlos, que así sea para los varones y mujeres de esta generación, bendiciones.
Buenísimo! Sigamos esparciendo la cultura del Reino ☁️👑
Amén, es nuestra oración poder compartir con sabiduría Su Palabra, gracias por leernos Natalie 😀
Muy bueno, así esss👍😃♥️
Gloria a Dios, gracias Thamara por leernos y compartir 🙂
Muy atinado este estudio, muy necesario en nuestros días. La Palabra del Señor nos enseña la verdad para responder a todos los cuestionamientos errados que surgen en nuestra sociedad. La mujer tiene un lugar muy especial en el corazón de Dios.
Así es, gracias hermana Greiza.