Es una costumbre en muchos hogares de nuestro país incluir dentro de la decoración navideña un nacimiento, consiste en una pequeña maqueta que representa en miniatura la escena de José y María en el pesebre con Jesús recién nacido rodeado de animales y demás personajes. Tradición basada generalmente en lo narrado en pasajes como Lucas capítulo 2, un texto lleno de alegría, alabanza y adoración acorde a la celebración del nacimiento del Salvador. Sin embargo, no pareciera que en este año 2020 haya muchos motivos para decir en unos días: ¡feliz navidad! como tampoco andar deseando feliz año y un próspero 2021 a los vecinos y amistades … probablemente un gran número de nacimientos aún estén en sus cajas.
Si revisamos el pasaje (vv.14-15) presenciamos una adoración celestial impresionante, sobrenatural, realmente desconcertante y un mensaje angelical transmitido a unos pastores que les tocó tristemente (realmente no) hacer turno en “noche buena” como diríamos hoy. Estos pastores que fueron testigos de una escena gloriosa, salen luego decididos a ir hasta Belén a ver al niño (v.12), así encuentran a los bendecidos padres y al niño acostado en el pesebre (v.16). Pero este año 2020 no solo vienen al pesebre los pastores, sino un invitado más, cruel, letal, intimidante y microscópico, el Sr. COVID-19. Ahora tenemos a los pastores, José y María, todos con sus respectivas mascarillas tomando las medidas mínimas de bioseguridad que se requieren en un establo, si es que tiene algo de salubre un establo para funcionar como sala de parto.
A pesar de la presencia de este invitado, el mensaje de esperanza y salvación necesita más que nunca ser proclamado y escuchado porque su impacto de vida eterna es mayor que cualquier pandemia, guerra o catástrofe global. Los pastores no se callaron lo que habían recibido de parte del cielo (vv.10-11,17-18), la iglesia del Señor tampoco debe hacerlo porque el Salvador no solo ha nacido, sino que ha vencido e invita a todas las personas a reconciliarse con él. No podemos negar el dolor por la muerte y la pérdida de seres queridos, del mismo modo no pasa desapercibido el caos económico y laboral que atraviesan muchas familias, al igual que el golpe emocional y a la salud mental a causa del encierro prolongado, no obstante, la esperanza del ser humano no puede estar en una vacuna – por más buena y útil que sea en estos momentos – tampoco en el levantamiento de la cuarentena, menos en un aguinaldo o bono en la empresa, sino en algo mayor y eterno: Jesús, el Salvador, quien nos rescata de una pandemia infinitamente más destructiva como lo es el pecado que lleva a la muerte eterna.
En la actitud de los pastores encontramos un modelo para nosotros como discípulos de Cristo en estas fechas y más que nada en esta situación de crisis, al llegar al pesebre los pastores en teoría no vieron algo más asombroso o superior a lo que ya habían visto y escuchado de parte de los ángeles con su concierto celestial, tan solo encontraron a unos padres agotados y un bebé envuelto en pañales en un pesebre que olía a todo menos suavizante de ropa floral, sin embargo, los pastores se fueron de ese lugar adorando y glorificando a Dios, con la alegría de haber visto y conocido al Salvador ¡a Jesús! Citando una frase que se adjudica a C.S Lewis con respecto a este punto: “Hubo una vez en el mundo, un pesebre, y en ese pesebre, algo más grande que el mundo entero”.
No necesitamos ver ángeles que entran por el techo de nuestra casa para que sea una feliz navidad 2020, sino conocer por fe a Aquel que nació hace casi dos mil años, vivió, murió en una cruz, resucitó con poder, ascendió vencedor y volverá glorioso, conociéndole personalmente podremos decir con convicción y gozo: ¡Feliz Navidad! Jesús es quién le da sentido a la navidad, de lo contrario, es solo una costumbre comercial-cultural más, basada en foquitos, tamales, buenos regalos y propensa a que enfermedades pandémicas la arruinen. En conclusión, qué podemos decirle al Sr. invitado en esta navidad:
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Lucas 2:14
*Créditos imagen de portada: Kilomeaters/Shutterstock
Son de bendición a mi vida.
Nuestra navidad cobra sentido solo por Jesús.
Un abrazo de adviento, amo este blog.
Maravilloso articulo es de mucha bendición, me encanto a mi y a mi familia, bendiciones.
Hola Ariadne, muchas gracias por dejarnos saber tu comentario. Esperamos que este y todo el contenido de la Web sea de bendición para ti y los tuyos.